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Gobierno de México reafirma su rechazo a la pena de muerte en casos de narcotráfico

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La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reiteró este miércoles que el Gobierno federal mantiene una postura firme en contra de la pena de muerte, sin excepción por la naturaleza del delito o la persona involucrada. La declaración ocurre en el contexto de las recientes decisiones judiciales en Estados Unidos, donde se determinó no solicitar la pena capital contra los presuntos narcotraficantes mexicanos Ismael «el Mayo» Zambada y Rafael Caro Quintero.

Durante una rueda de prensa, la líder destacó que esta postura se basa en una firme convicción legal y moral presente en las leyes de México. “El tipo de delito no es relevante. No estamos de acuerdo”, afirmó, subrayando que esta perspectiva pertenece a la política del país, no a una opinión individual.

Estados Unidos descarta aplicar la pena capital

La decisión de la Fiscalía estadounidense fue comunicada a la Corte del Distrito Este de Nueva York. En documentos oficiales, el fiscal a cargo notificó a los jueces y a las respectivas defensas que la Fiscalía General de ese país ha ordenado no buscar la pena de muerte en los casos de ambos acusados. Esta determinación zanja semanas de especulación en torno a si se aplicaría o no esta medida extrema, especialmente dado el perfil de los acusados y la gravedad de los cargos que enfrentan.

Zambada y Caro Quintero han afirmado su inocencia en los juzgados de Estados Unidos. Zambada tiene 17 imputaciones, entre ellas tráfico de estupefacientes, blanqueo de capitales y posesión de armas. Por otro lado, Caro Quintero es acusado de narcotráfico y del asesinato del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena, que tuvo lugar en 1985.

Proceso de traslado sin extradición formal

Ambos acusados se encuentran bajo custodia en Estados Unidos, pero sin haber sido extraditados formalmente a través del tratado vigente entre ambas naciones. Zambada fue arrestado en Texas el 25 de julio del año pasado, tras ser supuestamente engañado para abordar un vuelo a territorio estadounidense. En septiembre se presentó ante el tribunal y se declaró inocente.

En el caso de Caro Quintero, su traslado ocurrió en febrero, junto con otros 28 presuntos delincuentes. El envío fue realizado por el Gobierno de México bajo una disposición de la ley de seguridad nacional, que permite expulsiones sin pasar por un proceso formal de extradición. Este procedimiento generó dudas respecto a si la pena de muerte podría ser aplicada en ausencia del condicionante legal que impide a México extraditar a ciudadanos a países donde podrían enfrentar tal castigo.

Principio de reciprocidad y respeto a tratados internacionales

Sheinbaum recordó que, en los acuerdos internacionales que regulan la extradición de ciudadanos mexicanos, uno de los requisitos es que no se les imponga la pena capital en el país receptor. Este principio de reciprocidad se ha mantenido constante en la política exterior mexicana, respaldado por la Constitución y tratados multilaterales.

El posicionamiento del Gobierno no solo responde a un principio legal, sino también a una visión de derechos humanos ampliamente aceptada dentro del marco jurídico nacional. México ha abolido la pena de muerte desde hace décadas, y su legislación impide colaborar con procedimientos que podrían derivar en su aplicación.

Implicaciones diplomáticas y jurídicas

La determinación de Estados Unidos de honrar esta directriz en asuntos de alto perfil como los de Zambada y Caro Quintero fortalece los acuerdos bilaterales en temas de cooperación judicial. A pesar de que ambos asuntos siguen en progreso, la eliminación de la pena capital elimina un factor de tensión que podría haber generado repercusiones diplomáticas entre los dos países.

Bajo esta premisa, se fortalecen los mecanismos de cooperación entre las autoridades de México y Estados Unidos en la gestión de delitos internacionales, particularmente los vinculados con el tráfico de drogas y el crimen organizado. La postura de México establece un límite definido respecto a su involucramiento en procedimientos legales internacionales, garantizando que sus ciudadanos, sin importar el crimen, sean juzgados conforme a las normas y valores de su Constitución.

Escenario legal en transformación

Ambos asuntos siguen captando interés en la escena pública y legal. La observación de los procedimientos judiciales en Estados Unidos definirá el desarrollo de las imputaciones y las posibles sanciones, mientras que en México persiste el compromiso de asegurar el respeto a los principios legales que guían su política exterior.

El rechazo absoluto a la pena de muerte por parte del Gobierno mexicano se sostiene como una postura de Estado, independiente de la presión mediática, la gravedad de los delitos o el historial de los acusados. La coherencia en esta posición refuerza el compromiso de México con un sistema de justicia centrado en los derechos humanos, incluso en los casos más delicados.