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Liderazgo y medios: Odila Castillo denuncia la doble moral social

Liderazgo femenino

Los medios de difusión tienen una función esencial en la formación de la percepción del público hacia los líderes. No obstante, esta función no se lleva a cabo de manera justa. De acuerdo con Odila Castillo, abogada, hay un trato desigual y parcializado hacia las mujeres en posiciones de liderazgo. Mientras que los éxitos de los hombres son generalmente adjudicados a su competencia y destrezas, los de las mujeres son a menudo cuestionados y puestos en tela de juicio.

La abogada indica que existe una doble moral en la manera en que se percibe el liderazgo dependiendo del género. Mientras el liderazgo de los hombres se asimila sin problemas, el liderazgo de las mujeres enfrenta desconfianzas y se atribuye a razones externas como la corrupción o conexiones personales, en lugar de al talento y la habilidad. Esta perspectiva, según Castillo, está firmemente establecida en la sociedad y se difunde a través de distintos medios, especialmente las redes sociales, que amplifican estos estereotipos de género.

La sociedad como amplificadora de estereotipos

La sociedad no es solo un observador pasivo de los mensajes de los medios. Como señala Odila Castillo, los ciudadanos se transforman en partícipes activos en la difusión de estereotipos y prejuicios. Especialmente, las redes sociales han pasado a ser un espacio propicio para campañas de acoso y difamación contra mujeres en liderazgo.

La jurista advierte sobre la participación activa de la sociedad en el hostigamiento a mujeres líderes a través de las redes sociales. Además, destaca la violencia presente en estas campañas, que evidencian la internalización y reproducción de los sesgos de género difundidos por los medios de comunicación. Este comportamiento, lejos de ser aislado, refleja una problemática social arraigada.

La influencia del discurso mediático en la visión pública: estereotipos que socavan el liderazgo de las mujeres

El tratamiento desigual en los medios tiene consecuencias directas en la percepción pública del liderazgo femenino. Según Castillo, se genera un ambiente de desconfianza y sospecha que dificulta el reconocimiento de los méritos de las mujeres.

Castillo destaca cómo los medios continúan reforzando estereotipos de género que definen de manera arbitraria qué cualidades pertenecen a un «verdadero líder». Se da por hecho que los hombres son instintivamente asertivos, competitivos y decididos, cualidades vinculadas a posiciones de poder. En contraste, rasgos como la empatía, la colaboración y la sensibilidad, que podrían ser igual o incluso más valiosos en roles de liderazgo, se asocian a las mujeres y se subestiman, como si fuesen un impedimento para el éxito en lugar de una ventaja.

La abogada critica la perspectiva reduccionista que omite la empatía y la sensibilidad del conjunto de cualidades deseables en un líder. Ella considera que estas características, tradicionalmente vinculadas a lo femenino, son herramientas esenciales para un liderazgo eficaz. Lejos de ser indicios de debilidad, la empatía y la sensibilidad permiten comprender las necesidades del grupo, promover la cooperación y tomar decisiones que beneficien a todos. Castillo advierte que al perpetuar estereotipos que restan importancia a estas cualidades, se limita el potencial de las mujeres y se priva a la sociedad de liderazgos más diversos e integrales.

Por un periodismo con enfoque de género

Odila Castillo hace un llamado a los medios para que adopten un enfoque periodístico que evite perpetuar estereotipos y fomente una representación justa del liderazgo. Esto implica desafiar las narrativas predominantes, dar visibilidad a las mujeres líderes y reconocer sus logros sin sesgos ni prejuicios.

La abogada defiende un cambio cultural significativo que confronte los estereotipos de género y promueva una representación más justa e igualitaria del liderazgo en los medios y en la sociedad en general. Según la jurista, es crucial que los medios asuman su responsabilidad en la creación de una sociedad donde los roles de gestión y dirección estén al alcance de todos, sin importar su género.

Por Otilia Adame Luevano

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