En el año 2024, el mundo se acerca a un hito inquietante en cuanto al cambio climático: será la primera vez que la temperatura promedio global exceda los 1,5°C respecto a las cifras preindustriales. Este dato, que representa un punto crítico en los intentos internacionales de mitigar el calentamiento global, se alcanzará en una época de creciente inquietud sobre el porvenir climático de la Tierra.
Según los informes climáticos más recientes, la temperatura global promedio está cerca de alcanzar los 1,55°C por encima de los niveles de 1850-1900, lo que sitúa a 2024 como el año más caluroso desde que se empezó a llevar un registro sistemático hace 175 años. Este notable incremento es una evidente manifestación de los efectos acumulados debido a las emisiones de gases de efecto invernadero y la actividad humana a lo largo de más de cien años de industrialización.
Junto con la temperatura récord, otros signos ambientales también muestran la gravedad de la crisis climática. Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera han llegado a niveles sin precedentes, siendo los más elevados de los últimos 800.000 años. Esta tendencia no solo impacta en el clima, sino que también tiene consecuencias en los océanos, que han alcanzado un récord en la absorción de calor. El nivel del mar continúa elevándose a un ritmo preocupante, duplicando la velocidad previamente observada desde que comenzaron las mediciones por satélite.
Aunque estos indicadores son alarmantes, todavía se puede detener el calentamiento si se implementan acciones contundentes. Los especialistas destacan que es crucial el uso de energías renovables y limpias para controlar el incremento de la temperatura global. Por lo tanto, las naciones deberán revisar y reforzar sus compromisos climáticos a partir de 2025, con el propósito de disminuir las emisiones y cumplir con las metas fijadas en el Acuerdo de París.
A pesar de estos signos alarmantes, aún es posible frenar el calentamiento si se toman medidas decisivas. Los expertos subrayan que la adopción de energías renovables y limpias es fundamental para limitar el aumento de la temperatura global. En este sentido, los países deberán revisar y fortalecer sus compromisos climáticos a partir de 2025, con el objetivo de reducir las emisiones y alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.
El aumento de las temperaturas también ha sido influenciado por fenómenos climáticos naturales, como la transición de La Niña a El Niño, que tiende a incrementar las temperaturas globales. Sin embargo, aunque estos fenómenos contribuyen al clima global, el factor más determinante sigue siendo la actividad humana y las emisiones de gases contaminantes que resultan de la quema de combustibles fósiles y la deforestación.
Además, los fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, sequías e inundaciones, están aumentando en frecuencia y gravedad. En 2024, estos eventos climáticos extremos han causado un récord en desplazamientos forzados y crisis humanitarias, exacerbando las ya presentes dificultades económicas y sociales en diversas regiones del mundo.
Frente a esta situación, es esencial fortalecer los sistemas de alerta temprana y mejorar la capacidad de las comunidades para enfrentar desastres climáticos. Aunque algunos países disponen de sistemas avanzados de monitoreo y respuesta, muchos otros continúan siendo vulnerables debido a la insuficiencia de infraestructura adecuada.
Ante este escenario, es crucial reforzar los sistemas de alerta temprana y mejorar la resiliencia de las comunidades frente a desastres climáticos. Aunque algunos países ya cuentan con sistemas avanzados de monitoreo y respuesta, muchos otros siguen siendo vulnerables debido a la falta de infraestructura adecuada.
El mensaje es claro: el cambio climático es una amenaza real y urgente que requiere acciones inmediatas y coordinadas a nivel global. La adopción de políticas climáticas más ambiciosas y la inversión en energías renovables no son solo necesarias para mitigar los efectos del calentamiento global, sino también para asegurar un futuro más justo y sostenible para las próximas generaciones. El tiempo para actuar se está agotando, y los líderes del mundo deben hacer todo lo posible para evitar que el planeta supere los límites que ya parecen inminentes.